Una mañana temprano pasaba por la calle Calatrava, vi una iglesia abierta y, sin ninguna intención predeterminada, algo me empujó a entrar sin apenas darme cuenta. Al fondo, vi sobre el altar el Santísimo expuesto y, en los bancos, unas pocas personas sumidas en profundo recogimiento. Entonces, yo hice lo propio de una visita rápida y pensé: «Es la Virgen la que me ha traído aquí y me muestra un nuevo camino de ESPERANZA, VERDAD Y VIDA.«
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MAY